La primera hora tras el parto
Habitualmente, en nuestros hospitales, los bebés son separados de sus madres nada más nacer para realizar una serie de pruebas, exámenes y acondicionamientos rutinarios. Pesarlos, medirlos, lavarlos y perfumarlos parece ser más importante que ese primer contacto entre madre e hijo.
Sin embargo, diferentes autores e instituciones defienden el establecimiento de rutinas muy diferentes. La misma OMS plantea la necesidad de no perturbar ese contacto inicial durante las dos primeras horas tras el parto.
Michel Odent nos habla de la importancia de esa primera hora de vida desde un punto de vista hormonal. El autor, basándose en diferentes estudios, relaciona el éxito y la duración de la lactancia con el "cóctel de hormonas del amor" que se segrega justo al final del parto si se deja a madre e hijo relacionarse a su ritmo sin interrupciones ni intervenciones de ningún tipo. A su vez, esas hormonas favorecerán no sólo la subida inicial del calostro y más tarde de la leche materna, sino también el alumbramiento natural de la placenta y ayudarán a contraer y recuperar el útero.
Otros autores, como Bowlby o Chamberlain reflejan la importancia de esos primeros momentos cuando hablan del establecimiento del vínculo afectivo, que favorece la intimidad y el contacto físico y a la vez se ve favorecido por ellos.
Así, defendemos la importancia de esa primera hora de vida desde un punto de vista tanto físico como emocional. Dejar tranquilos a la madre y al bebé tras el parto, sin perturbarles con luces, ruidos, conversaciones, separaciones o intervenciones médicas de rutina hará que tanto uno como otro se beneficien e inicien una maravillosa historia de amor.
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